viernes, 26 de junio de 2015

como tener sexo con alumna

Hola amigos, como todos soy un fiel seguidor de la pagina, y en muchas ocasiones me he deleitado leyendo innumerables aventuras, sin embargo me tome el atrevimiento para ser yo quien esta vez escriba acerca de las cosas q me han ocurrido, esta vez siendo profesor de matemáticas particular, antes de iniciar les cuento mi nombre es Pablo y soy de Medellín – Colombia, aunque hace 3 meses estoy viviendo en Santiago de Chile, con mis papas y conociendo un poco la cultura y probando suerte como ingeniero Biomédico.
Bueno, esta historia ocurrió hace más o menos 2 años cuando tenía 22, y yo dictaba clases a estudiantes de colegio y universitarios de matemáticas y calculo, siempre fui consciente que este tipo de trabajo solo me traería beneficios siempre y cuando fuera muy profesional, ya que le daría clases, en muchas ocasiones, a muchachos muy jóvenes y no me convenía darles confianza, en fin, muchas de mis clases fueron bien pagas y empecé a tener reputación ya que desde los 18 años dictaba estas clases y me iba muy bien, tenia vocación de maestro y mis estudiantes siempre me entendían, además les daba la facilidad que solo cobraba un poco mas por ir hasta sus casas o si quería podrían ir a recibir la clase en mi casa ya que tenia tablero y todo era mas fácil. En una de esas recomendaciones, una madre me llamo para dictarle clases a una niña que el día que la conocí acababa de cumplir los 14 años (ella era delgada, pero con una cara preciosa y aunq no tenia casi nada, se veía q su cuerpito iria desarrollándose conforme a la edad, era perfecta para ser una modelo europea) y yo tenía 20 (también recién cumplidos), me parecía una niña bastante bonita y siempre pensaba que ella en el futuro sería una gran modelo, ya que estudiaba modelaje adicional a que su mama siempre le cumplía todos los caprichos, siendo una niña bastante creída (como decimos en Colombia), en fin en todo caso durante las clases la fui conociendo mejor ya que su mamá me contrato durante los dos años q le di clases 1 o 2 veces a la semana muchas veces, al inicio fui muy serio con ella ya que no quería que pensará, como muchos estudiantes que su mama me pagaría para que yo les hiciera sus trabajos y ya. En todo caso paso el tiempo y empezamos una tener una relación de amistad muy buena, para ese entonces yo tenía novia y no veía con malos ojos a Paula, que así se llamaba, y durante las clases muchas veces nos dejaban solos en su casa y al terminar esperábamos a su mama para que me pagara mis horas y después irme, en esos espacios empezamos a conversar de la vida, de los amigos, de los novi@s, que cada uno había tenido y adicionalmente de secretos que no sabían sus padres, como que se iba a para fiestas que no le permitían y cosas muy tontas, pero que para ella eran todo un problema.

Sus padres eran separados y ella vivía con su mamá, hermana mayor y una perrita pincher, que quería demasiado, su hermana tenía un excelente cuerpo pero la cara no era tan bonita, lastima, en todo caso en todo en ese tiempo, me toco ver a ella y su hermana en vestidos de todo tipo, desde shorts ajustados, hasta pijamas semitransparentes, en todo caso; volviendo a lo mío, después de un tiempo empecé a fijarme que Paula, me veía mucho, y que no le molestaba que yo accidentalmente la rozara o que la consintiera o la abrazara, o simplemente le hiciera cosquillas en el cuello mientras escribía, fue entonces que también empecé a notar que ella se dejaba para las clases, con un short de licra y su camisa de botones del colegio, además en esa época hacia calor, así que su mama jamás le dijo nada, además que llevábamos ya más de un año de conocidos y su mamá me quería mucho, es mas muchas veces decía q sería bueno que sus hijas tuvieran un novio como yo, a lo que yo pensaba por dentro, solo de Paula.

Una de esas tardes, con su short y su camisa, empezó a jugar con la perra y le dijo q se subiera a las piernas de ella, a lo que la perrita obedeció, yo de inmediato le dije,  Paula, juicio pues!! y ella siguió en su tarea, mientras que yo acariciaba a la perrita en sus piernas, pero en muchas de esas aprovechaba para acercar mi mano a su cintura y más abajo, rozando suavemente su entrepierna, ella no le molesto y siguió en su tarea, no sé si era porque no lo notaba o simplemente, no le molestaba q lo hiciera, en todo caso para ese entonces Paula tenia 16, y ya era una linda señorita, que aun estaba en modelaje y su cara reflejaba inocencia, pero su cuerpo otra cosa, en fin, yo seguía con las caricias a su peluda amiguita (hablo de la perra), al tiempo que seguía sobándola, en fin, la perra sintió un ruido, a lo que se bajo con rapidez y yo quite mi mano de inmediato, pero no era nadie, en fin, Paula siguió en lo suyo pero yo quería ver hasta donde podía llegar, me daba mucho susto por la diferencia de edad pero era excitante ver q no le molestaba. Para continuar, entonces puse mi mano como quien se apoya, sobre la parte de la silla que sobraba en la parte de atrás de su cola, y con cuidado iba acercando mi dedo pulgar, a la comisura entre la tela y su piel, del short, una vez la roce varia veces y ella no dijo nada, empecé a ponerle uno a uno los dedos hasta que estaba mi mano completa en la parte donde se forman dos hoyuelos en su espalda, y con el meñique inicie a meterle mis dedos entre su short, despacio, ella seguía sin decirme nada, hasta que llegue a él triangulo que forma la tanga, fue entonces donde pensé, si se ha de enojar o decir algo, acá será, pero a medida que avanzaba y metía mas dedos en su short ella parecía más concentrada en su tarea que en mis dedos, una vez tenía mis dedos hay dentro empecé a jugar con ese triangulo y a acariciar la parte de sus pequeñas nalgas que sobresalía de la forma en cómo estaba sentada, vi que tampoco se movería del sitio, así que empecé a irme lentamente con la tira de la tanga hacia delante, lentamente, haciendo caricias y al tiempo, avanzar, hasta llega a lo q hace un rato tocaba pero una capa mas dentro.

Ella seguía como si nada entonces comencé a meter mis dedos del centro entre sus ropa interior encontrando pequeños vellos que me mostraban que no era tan niña después de todo, hasta llegar a su vulva que se encontraba caliente y un poco mojada, no sé si de sudor o jugos, en todo caso, empecé suavemente movimientos circulares en lo que se apreciaba, podría estar su clítoris a lo que ella, fue el único momento en donde reacciono, volteo se me quedo fijamente y me dijo: “te parece que voy bien en el ejercicio?” yo me quede de una pieza, pensé q me diría cualquier cosa, pero le respondí: si vas bien, sigue, yo te digo cuando te equivoques, dicho esto, me sentí mas en confianza y seguí mis movimiento circulares, a lo q me cansaba ya por la posición y decidí cambiar de mano, dado q no estaba enojada, así lo hice y al meterme otra mano note el cambio de temperatura y ella también, ya q vi como su piel se erizaba y al jugar con mis círculos en su pequeña y dulce vulva, empezó a morderse los labios, en ese momento yo estaba ya a mil, y de mi bluejean quería salir mi pene, y se notaba mucho sobre el pantalón, ella era zurda y por esta razón su mano derecha, que era hacia donde estaba yo, estaba libre, entonces aproveche para tomársela lentamente y ponerla sobre mi bulto, a lo q ella entonces respondió con una mirada y siguió quieta sin hacer absolutamente nada, solo escribía, fue entonces cuando decidí, ya no dejarla seguir con su tarea, corrí  mi silla, hacia tras con mi mano en su vagina y la otra en su culito, la levante y le dije q si quería sentar se sobre mí, a lo q se paró de inmediato y me dijo q si, una vez sentada en mi ya todo era distinto, ella se acostó sobre la mesa mientras yo con mis mañosas manos le metía los dedos en su vagina y le tocaba esas linda téticas, fue espectacular escuchar sus pequeños gemidos al compas de como movía su culo sobre mi pantalón, y sus manos acariciaban ya con excitación mi pene que se abultaba sobre el jean. Estuvimos así, con esos dos dedos dentro y hacia fuera, hasta q sentí como me apretaba, y daba una respiración demasiado fuerte a lo q yo atribuí a un gran primer orgasmo, con este orgasmo, ya fue el inicio, de todo, se paro me miro y me beso, un beso demasiado lindo q jamás podre olvidar, y q mientras lo hacía yo me quitaba mi pantalón y me quedaba solo en bóxer, ella me ayudo mientras con su camisa y top, y yo lentamente le baje su short y tanga, la acosté en el sofá y comencé a lamerle su vagina ya muy lubricada, ella solo me decía: siii rico, me gusta mucho, dale………. no pares………….. me gusta, me gusta……… yo pare viendo q mi verga se encontraba ya supremamente grande y le dije q si quería perder su virginidad conmigo, a lo q ella me respondió -que sí, que quería y que lo deseaba, hace ya mucho tiempo, pero q pensaba que me iría antes de poder, al menos darle un beso- yo solo pude con esa declaración pararla y decirle que si sabia q era un 69, q quería q me lo chupara para que entrara más fácil, ella accedió y yo chupaba esos labio vaginales rosaditos y con un dedo lubricaba su ano, el cual también deseaba, una vez sentí q no podía mas, le pedí q parara, y la puse como perrito, con mi glande lubricaba mas esa entrada ya empapada, de mi saliva y sus jugos, fue entonces cuando empecé a metérsela, y ella gemía y decía q suave, a media q se la metía sentía como me apretaba, mi verga es de un largo normal, pero el grosor es bastante grande, y esto le generaba dolor, cuando sentí q había roto su himen, comencé mi entrada con más confianza hasta tener toda esa cosa metida en su pequeña y estrecha vagina, solo fue terminar de meterla para ver como ella empezaba a empujar hacia tras y hacia delante y con unas pequeñas embestidas, sentí como me apretaba con su vagina y se venía en otro fabuloso orgasmo, yo aun no me venía, a lo q le pregunte si quería seguir, ella no me respondió, solo se tiro hacia atrás, quedo sentada en mi empezó ese mete y saca, q duro como 10 minutos, yo le dije q me vendría y ella dijo q quería sentirlo dentro, yo no podía mas, así q empecé a venirme, y sentía q me deshidrataba, sentí q dispare como cinco veces chorros inmensos de semen a lo q ella me dijo q estaba caliente y le gustaba mucho, se quedo sobre mí, yo la consentía y le decía q era lo más rico q había hecho, q jamás había estado con una virgen y me dijo: yo no quiero q sea la última, entonces se paro, me llevo, hasta el baño y me dijo bañémonos y lo hacemos en mi cama, mi mama hoy dejo el dinero y no viene sino hasta la noche, dicho esto, nos termínanos de desvestir y después de bañarnos, estábamos en su cama, en un rico 69, con mi pija gigante y regordeta, esta vez ella sobre mi y mientras me cabalgaba empecé a meterle dedos en su ano, a lo q me respondía q le dolía, pero tal como su vagina, también lo disfrutaba, no quise hacerle daño, así q cuando la puse en cuatro, me disponía solo a metérsela por delante, pero ella me tapo y me dijo, no lo quiero por detrás, yo me quería morir, pero sin pensarlo cogí un aceite que tenía en su mesita de noche, la lubrique y esta vez cuando el glande ya había entrado, y ella no para de gemir, se la clave completica, en ese pequeño y delicioso ano, que solo pensar me hace pajearme, en este no tuve q hacer mucho esfuerzo, después de unas cuantas bombeadas, me vine sin contemplación, a lo q ella solo respondió con un siiiiiiiiiiiiiiiii largo, y un chorro de algo caliente entre sus piernas, q al día de hoy no sé si fue un squirt o orina, pero q se sintió delicioso.

Después de este gran suceso, solo nos vestimos nos consentimos y cada uno siguió su vida, aunque ya las clases siempre eran más divertidas, ella ya no usaba short, en cambio, se ponía su falda solo con una tanguita o en muchos casos cuando no había nadie, me recibía en ropa interior, solo me queda decir q después de eso termine con mi novia y ella era lo único q me importo durante el tiempo antes de venir a chile.

mi email mariedurane95@gmail.com

miércoles, 10 de junio de 2015

regalo de cumpleaños sexo

Hetero, primera vez. Un joven con un inesperado éxito en las mujeres que le rodean
Nunca se me olvidará el día que cumplí 17 años. Aquel día, yo, Gerardo, un chico delgado, con la cara llena de espinillas, rubio de pelos rizados, un poco larguillos, de manera que me cubrían la frente. En fin, eran las ocho menos cuarto. Me estaba desperezando pensando en la diferencia entre aquellos cumpleaños de antes y los de ahora.
Antes, con todos aquellos niños, y los padres y las madres. Aquellas madres tan guapas. ¡Qué guapa era la madre de Luisito! ¡Y que pechos!. El caso es que pensando en estas cosas, un hombre joven, de mañana, pues os podéis imaginar.
La puerta de mi dormitorio se abrió. Intenté disimular pensando que era mi madre y me di un poco la vuelta.- ¡Va! ¡Era Juana, la asistenta!.
Juana era una chica de veinte años, una chica que me sacaba la cabeza, hermosa, morena, de cara redonda y labios sensuales, nariz respingona. Un pecho precioso y unas caderas que para qué. Fue causa de muchas peleas entre mi padre y mi madre hasta que se divorciaron. Creo que mi padre no le perdonará nunca que no la acompañara a su nuevo hogar, en cambio yo se lo he agradecido siempre, por que me alegra la vista verla.
Aquella mañana, como otras, por probar, le dije a Juana:
- Mira Juana, ¿Por qué no metes la mano debajo de la manta a ver si encuentras la escoba? -
Era una broma que le gastaba a Juana que me aceptaba por que me conocía desde que era un chiquillo y siempre había estado entre sus faldas, sin conseguir nada. Juana se rió y me dijo.
- ¡Ay picarón! Se lo voy a contar a tu madre.-
- ¡Anda y ve!.-
- ¡En cuanto venga, descarado!.- me dijo sonriendo y fingiendo un falso enfado
-¿Dónde está?.-
- Ha tenido que ir a la seguridad social.-
En seguida me imaginé a mi madre en una cola que daba dos veces la vuelta a la manzana. – ¡Anda, Juana! mete la mano un poquito .-
Juana se fue dando un portazo. Me reí, pero al cabo de un rato, la puerta se abrió y Juana venía hacia mí con un brillo especial en los ojos. Venía sonriendo, con cara de traviesa. Se puso de rodillas delante de mi cama.
-¿Qué haces?- Le dije asustado.
- ¿No querías que te mirara el palo de la escoba? ¡Pues ya ves!.-
Su mano se metió entre las sábanas y la sentí sobre mis muslos, aproximarse a mis calzoncillos y luego, los sentí bajarse como por arte de magia y sentí aquellas manos de trabajadora doméstica sobre mi pene que estaba totalmente terso.
Aquella chica puso a recorrer mi nabo con sus dedos. Me pareció la sensación más maravillosa del mundo, se ponía a arañarme los testículos. Su boca se acercó a la mía y me besó. Yo ya pasaba de tirar de la sábana hacia arriba. Ahora me giraba hacia ella y buscaba el tacto de sus muslos, introduciendo la mano por su falda. Aquellas medias daban a su pierna una textura suave y agradable.
Juana comenzó a agitar mi pene, cuando al tocar la punta, vio que un hilito viscoso salía de mí. Busqué el calor de su pecho en el escote de su camisa abierta, intenté hacer este escote lo más grande que pude rápidamente. Sentía que me iba a correr y deseaba tener su pecho en mi boca. Sólo en última instancia saqué un pecho de su sujetador y clavé mis labios sobre su pezón, que me pareció inmenso.
En ese momento, uno de sus dedos me tocó justo debajo del prepucio, mientras otros dedos me estrujaban los testículos. Mi pene comenzó a soltar, dentro de la cama, un chorro de semen viscoso que mancharon las sábanas. Juana no paró hasta que no me hubo vaciado.
Al ver que me había corrido, Juana se levantó y se puso bien la falda y luego, el sujetador y la camisa. -No ha estado mal, mamoncete… Otra vez será mejor.- Aquello me dejó preocupado, pues temí no haber estado a la altura de las circunstancias. Luego, Juana, ya en su papel me dijo – No te preocupes por las sábanas. Hoy tocaba cambiarlas.-
Me vestí rápidamente. Era tarde y era ya la quinta vez de la semana que llegaba tarde. No estaba ma
l para ser viernes. Si llegaba tarde seguro que en recreo tendría que hablar con Doña Eva, la tutora. Me cogí unas magdalenas que fui comiendo durante el camino. Perdí un autobús detrás de otro y llegué tarde.
EL profesor me miró de mala manera y me dijo. – Gerardo… pásate por el recreo a la sala de profesores y habla con Eva.-
No es que me preocupara el tema, pero hablar con la Eva era hablar con una mujer de veintitantos tacos que estaba buenísima y que siempre te miraba por encima del hombro, te mira duramente y te dice unas verdades que levantan ampollas. Así son las tías.
Llegó el recreo. La Eva no estaba en la sala de profesores. Estaba en el salón de actos haciendo un examen. Al verme aparecer me hizo una señal. Yo pensaba que me daría puertas, pero que va.
Tuve que esperar a que el último de los chicos terminara el examen. Imaginaos. Un cuarto de hora del recreo sin ver a las doce chicas de las que quiero ser novio. Allí estaba Eva, la profesora de latín, con unas gafas de culo de baso, morena, pero ¡Qué morena!, Me sacaba la cabeza y tenía un culo de esos que da gana de palmotear cuando pasan. Un pecho generoso y la minifalda azul dejaba asomar unos muslacos enfundados en unas medias negras.
Tenía unos labios pintados de rojo que los hacían aún más abultados de lo que eran y contribuían a remarcar más su mandíbula cuadrada y sus pómulos salientes.
- ¡A ver! ¡Gerardo! ¡Dime lo que tenemos que hacer para que llegues temprano al centro!- Yo callaba. Ya la conocía. Si hablaba me chillaría como una histérica y tomaría represalias. Si callaba, me miraría con compasión y me daría doscientas razones para llegar pronto al colegio.
Empezó con una retahíla de argumento para que no llegara tarde y tras esto, me empezó a enumerar un buen número de medidas para llegar pronto. En ese momento, empecé a notar el tono cada vez más dulce de Doña Eva
.- Una de las cosas que no debes hacer es masturbarte por las mañanas.-
- Pero Doña Luisa. ¡Yo no!.-
-¡NO me digas que no! ¡Todos los jóvenes os masturbais!.- Creía que la había jodido. Al hablar, Doña Luisa montaría en cólera, pero para mi sorpresa, Doña Luisa parecía volverse a calmar. Se me aproximó a mí, que estaba sentada, a indicación suya en una de las butacas de la sala.
-Mira, Gerardo. A mi no me tienes que engañar. Yo también me masturbo a menudo.- Pensé "trágame tierra". Pero ¿Qué estaba diciendo esta tía?. ¿Le habría entrado una enfermedad contagiosa? ¿O serían las secuelas de una noche de marcha?. El caso es que sin mediar provocación alguno, la profesora me miró y tras pasarse la lengua por los labios, comenzó a desabrocharse la camisa, y luego, el único botón delantero de un sostén que dejaron al descubierto dos domingas enormes, con unos pezones bien marcados y puntiagudos.
-¿Los ves Gerardo? ¿Lo ves lo caliente que me pones?.- La maestra se sentó en mis rodillas, con las piernas abiertas. Yo retrocedía contra el respaldo de la butaca. Los dos muslacos de Doña Eva aparecían a un lado y otro de mi cintura.
Doña Eva me puso en ese momento las tetas en la cara. No diré que me asfixiara, pero sí que inundaba mi cara con sus pechos, a ambos lados de mi cara. Mi nariz y mi boca, sumergidos en el canal de su pecho, olían el embriagador perfume de su cuerpo. En ese momento oigo un "rrrriiiiisss"· Una sensación rara en mi entrepierna. La profesora me estaba abriendo la bragueta. No podía hacer nada. No pude evitar que manipulara mis calzoncillos hasta que finalmente me sacara la minga, bastante tiesa.
-¿No lo ves, Gerardo?¿No lo ves como me pones?.- Doña Eva se puso de rodillas ágilmente y comenzó a mover sus pechos delante de mí. La tenía entre mis piernas, pero ella tenía mi minga entre sus pechos. Yo sentía su suave piel detrás del prepucio y en los testículos.- ¿Lo ves Gerardo?.-
A mí jamás se me había ocurrido que eso se pudiera hacer. Creo que se llama una "cubana" o algo así. El roce de sus pechos en mi na
bo hacía que me excitara. No me podía levantar, pues encima, me agarraba de los brazos y presionaba con su cuerpo en mis piernas y no le podía decir nada, por miedo a que me armara un escándalo.
De pronto, y aunque intenté evitarlo, empecé a sentir que me iba a correr. – Doña Eva… ¡Doña Eva!.-
- ¡Tutéame, cariño!.-
El semen empezó a salir de mi pene y comenzó a llenarle sus pechos. Mi sorpresa es que, lejos de apartarse, empezó a moverse aún más y a llenarse toda de mi semen. Parecía una loca.
Después, mucho después de que hubiera acabado de correrme, con las gafas de medio lado y un rictus en la cara que le hacía perder toda su expresión de fiera, se levantó. Buscó temblando un pañuelo en su bolso con el que se limpió mi semen mientras miraba a un sitio y a otro. Se puso bien las gafas de una vez.
- ¡Bueno, Gerardo!.- Me dijo aún temblando. (Yo no estaba mejor. Me había quedado de piedra).- Será mejor que te vayas y no llegues más tarde.-
Me levanté rápidamente y me fui con sigilo pero con toda la rapidez, como un gato que tiene cerca de un perro,. De repente me llamó – ¡Ah! ¡Gerardo!.- Me dí la vuelta asustado.- Es mejor que no le digas a nadie lo que ha ocurrido.- Si supiera que lo escribo para que lo publiquen ¡Me mata!.
Bueno. Os podéis imaginar durante el resto de las clases, lo atento que podía estar. No hacía más que pensar en la experiencia del recreo. Al fin se acabó la semana. Viernes tarde. ¡Cachondeo! ¡Cachondeo!
Al llegar a casa., me abre Juana.- ¡Hola mozalbete!.- Nunca me había dicho eso, pero es que además, conforme entré, cogió y me echó mano a la entrepierna y me estrujó los testículos.
-Hola mamá.-
- Hola, Gerardo.- Me dijo sin mirarme. – Te tengo que decir dos cosas. La primera es que tienes que ir al piso de la vecina. Me ha pedido que le ayudes a subir unas cosillas encima del armario.-
La vecina. Una mujer de treinta y tantos años. Una divorciada excéntrica, que no hace más que cuidarse del tipo. Siempre me había mirado de arriba abajo, pero ahora, con diecisiete años me pide que le ayude. ¡Vamos hombre!
Fue a rechistar pero…-¡Tú te callas! ¡Te vas a ver a la vecina y le ayudas! ¡Y no me repliques o te doy con la zapatilla!. -
La zapatilla. Una vieja amiga de mi culo. Cuando mi madre entraba en cólera, su arma favorita era la zapatilla. Juana me miraba con cachondeo. Con ironía.
Con todo aquello, a mi madre se le olvidó decirme lo segundo. Comí en silencio y me fui a dormir la siesta. Me quedé dormido en seguida y al despertarme, no me dio tiempo ni a lavarme la cara cuando la voz de mi madre sonó al otro lado del pasillo -¡¿Gerardo?!.-
-Ahora voy, mamá. Ahora voy.- Con voz lastimera y a paso lento abrí la puerta de la casa y llamé en la de la vecina. Esperaba que estuviera fuera de la casa, pero no. No tardó en abrirme.
Doña Nuria, una castaña de pelo corto y cara redonda, de labios grandes y sensuales, estaba ataviada con una ropa muy ajustada de hacer aerobics. No parecía en cambio que estuviera sudando. -¡Uy! ¡Gerardo! Me iba a hacer footing, me has pillado de milagro, por que pensaba que no ibas a venir ya.
Doña Nuria lucía unos pantis de color verde chillón que se ajustaban tanto a su cuerpo que se le notaba al mirarla al toto, los dos labios de su sexo. Aquello, a un chico de diecisiete años, le impacta. Luego, cuando se dio la vuelta busqué inútilmente la costura de sus bragas. Y ¿Qué decir del maillot que cubría su cuerpo, con un escote que dejaba ver una canal del pecho, con un brillo especial, por el sudor de los ejercicios de calentamiento.? ¡Joder, al verla así me parecía que estaba muy buena!
-Doña Nuria ¿Dónde pongo esto? -
-Kuki , cariño. Llámame Kuki.-
Yo estaba encima de una silla y ella me daba cosas que yo colocaba encima del armario. Joder. Eso lo podía hacer ella. Pero desde mi sitio, cada vez que se acercaba y miraba el escote, me ponía a cien. La muy tuna se dio cuenta de que me estaba poniendo ciego, y en lugar de cubrirse. ¡Va y se ríe!
- ¡A ver como a qu
edado eso!.- Doña Nuria me hizo un gesto para que me bajara y ella se subió. Me pareció que iba a perder el equilibrio y le agarré de la cintura. ¿O tal vez de más abajo?. El caso es que tuve el culo suyo a la altura de la boca y tuve que resistirme para darle un bocado.
- ¡Ah! ¡Pues ha quedado muy bien!.- Y dicho esto, la cogí de la cintura para ayudarle a bajar. Ahora lo que pasó por delante de mi cara como un pastel fueron aquellas tetas deliciosas.
–¡Muchas gracias, Gerardo! ¡Qué atento eres! ¡No se como podría agradecértelo!.-
Doña Nuria de repente pareció pensar y me miró con una cara pícara pícara y me dijo -Bueno, Sí. Sí se como agradecértelo.- Y dicho esto me dio un empujón y me tiró sobre el sofá.
-¡Pero Doña Nuria! Aquello no parecía hacerle mucho efecto, pues se puso de rodillas sobre mí y me desabrochó la correa de los vaqueros y luego me los desabrochó y tiraba de ellos.
- ¡Kuki! ¡Qué hace!.-
- ¡Tú calla, mequetrefe! ¡Te voy a hacer un hombre!.-
Me quedé de piedra nuevamente. Me intenté incorporar pero Doña Nuria, con un gesto delicado pero forzudo, me tumbaba de nuevo. Se sentó sobre mi vientre.- ¡Doña Nuria! ¡Kuki! ¡Pero que me aplasta!-
-¡Anda ya blandengue!.- Me decía mientras se quitaba los zapatos y luego el pantis. Doña Nuria llevaba una de esas bragas que son una tira por detrás. Se incorporó y quedé impresionado pro unas nalgas grandes pero preciosas. Se deshizo de las bragas y de repente, se puso de rodillas de nuevo encima mía.
Doña Nuria me bajó los calzoncillos lo suficiente como para sacar mi pene medio empalmado. Lo estuvo tocando con fuerza, casi como si estuviera ordeñando. – ¡Ay! ¡Qué cosita tiene mi hombre por aquí.-
En un gesto atlético se deshizo del maillot y me aparecieron sus dos tetas, delante mía. Eran dos pechos preciosos. Más pequeños que los de Doña Eva, pero mayores que los de Juana. Doña Nuria estaba ahora más calmada y comenzó a desabrocharme la camisa. ¡Ay! ¡ si mi lobo no tiene todavía pelos en el pecho! ¿Y en los huevecitos?.- Y dicho esto, metió la mano dentro de mis calzoncillos y cogió mis testículos apretándolos suavemente.
-¡Ay! ¡Qué lechecita más rica tienes que tener!.- Y dicho esto, me cogió otra vez el pito y me lo metió entre sus piernas. Yo nunca había estado con una mujer y me sorprendió el calor que sentía en el pene y que estuviera mojado. Doña Nuria se la metía poco a poco y empezó a moverse. Delante de mí, desde abajo, veía aquellos pechos que comenzaban a votar como consecuencia del movimiento de mi vecina.
La mujer se movía de manera que sentía como mi pito subía y bajada, salía y se metía. Y cada vez más rápido. En algún momento estaba preocupado por que pensaba que se me iba a doblar la picha.
Total, que tanto meneo, tanto meneo, al final, empecé yo también a arquear mi cintura y a buscar el roce del interior de su sexo en mi pene y no tardé mucho en correrme. Al sentir caer mi semen, al sentir mi eyaculación, Doña Nuria se disparó, empezó a moverse como si de una carrera se tratara y estuviera en el esprin final y de repente, aquellos movimientos enloquecidos se convirtieron en unos amplios pero lentos movimientos de cintura, mientras respiraba agitadamente.- ¡Aaaayyy Aaaayyy AAAAAhhhhhh!.-
¡Era verdad lo que decía Pablito, el chico de la cuarta fila! ¡Las mujeres también se corrían! ¡Joder! Estaba orgullosísimo. Salí de la casa de Doña Nuria sintiéndome un hombretón. -¡Adiós Gerardo! ¡Pásate por aquí otro día! ¡Tengo un montón de cosas que poner en el armario!.-
Mi madre me esperaba.- ¿Gerardo? ¡Habéis tardado mucho! ¿No?.-
No se por qué mi primera reacción fue mirar a ver si tenía la bragueta desabrochada.- Bueno…es que tenía muchas cosas que subir al armario.-
-Mira, Gerardo, te tengo que decir la segunda cosa. Va a venir tu tía Mercedita a verte. &ie
xcl;Cómo es tu cumpleaños!.- En ese momento la cara de mi madre cambió y se llenó con una sonrisa angelical.- ¡Felicidades, pichurri! ¿Por qué no me has dicho que era tu cumpleaños?.-
Mi madre me dio doscientos besos. No se fijo demasiado en la cara de frustración que se me ponía al saber que la tita Mercedita vendría a verme. Había quedado con los amigos y el plan se me había chafado. No es que la tita Merceditas me cayera mal. Al revés, era muy simpática y solía darme dinero, pero…
Llamé a mis amigos diciéndoles que no nos veríamos aquel día, sino que más bien sería el sábado. A las seis de la tarde llegó tita Merceditas. No sé si fue que venía vestida más que moderna, o mi desarrollo hormonal. El caso es que se me antojó que la tita Merceditas tenía un trasero muy bonito.
Venía con un vaquero ajustado y un sueter ajustado y escotado en la espalda y por delante, como para apreciar que había ido ya a la playa y que tenía dos tetas preciosas. Mi tía era rubia de pelo lacio y un poco largo. Tenía los ojos marrones claros y la nariz chata. Sus labios eran carnosos y sensuales y como ya os he dicho, era mi tita preferida. Hacía unos meses que no la veía.
- ¡Ay cariño! ¡Cómo has crecido!.- Me dijo dando un gran grito.- ¡Estás hecho un hombretón!.- La verdad es que al decirme eso me puse un poco colorado y un poco vanidoso. Luego se sentó a hablar con mi madre. Lo normal es que yo las hubiera dejado hablar solas, pero de repente, sentí una gran atracción hacia tita Merceditas. Cómo movía la boca, cada gesto ¡Hummm!.
Trascurrían las horas y no paraban de hablar. Mi madre le ofreció a mi tía algo de beber. Aceptó. -¡Ponle algo a Gerardo! -
Mi madre me echó un baso de cola y a regañadientes, un dedo de ginebra. Estaba realmente prendado por mi tía. En esto se pusieron a hablar de papá. Fui despedido por mi madre de la habitación. Me levanté a regañadientes y fui a mi habitación. Oí el teléfono desde mi cuarto. -¿Si? ¡Pituca !¡Qué alegría!.-
Una llamada de Pituca solía durar de hora y media a dos horas. A la media hora, parece ser que tita Merceditas se cansó de escuchar la conversación y apareció por mi cuarto.- ¿Qué haces, Gerardo?.-
Mi tía me había pillado con las manos dentro del pantalón. No estaba haciendo nada raro, sólo arrascarme, pero la verdad es que tita Merceditas debió interpretar otra cosa. Se sentó en mi cama, junto a mí al verme colorado. -No te preocupes. Si todos hemos pasado por esa edad.-
Vaya. Parecía que la tita era muy comprensiva. Quizás demasiado, por que comenzó a meter la mano entre mis muslos y se aproximaba demasiado a mi bragueta. Yo, tenía una vista fenomenal del escote. No me había dado cuenta nunca de esas pequitas en su escote. – Tienes que darte cuenta que se van a producir unos cambios muy importantes en tu vida y que tu desarrollo te permite hacer cosas que tienes que descubrir.-
Su voz me embelesaba y uno de sus dedos me rozaba el paquete. Su mano proseguía su camino ascendente y pronto sentí el ruido de la cremallera bajarse mientras escuchaba la conversación de fondo de mi madre con Pituca.
-Por ejemplo. Tienes que aprender a utilizar esto.- Y dicho lo propio, me sacó de la bragueta mi minga, ya a mitad de rendimiento, esperando recibir nuevos estímulos. Mi tita me ruborizaba.- ¿Eres virgen?.- No me dejó responder cuando ya me estaba haciendo otra pregunta ¿Te la han mamado alguna vez?.-
-No.- Respondí rápidamente..- Pues ahora vas a ver que gusto.-
Tita Merceditas no lo dudó y acercó su boca a mi picha. Empecé a sentir la agradable sensación de sus labios alrededor de mi falo y luego la lengua. Yo creo que mi tita se ha comido muchos nabos antes del mío, pero no lo puedo asegurar, pues no soy un experto del tema. Lo cierto es que a mí me puso en un minuto al borde mismo del orgasmo. Fue entonces cuando encima me agarró el nabo en la palma de su mano y empezó a lamerme con saña.
Veía la cabeza de hermosos pelos rubios y sus cejas y su nariz y detrás su boca, y como sus
movimientos correspondían con un delicioso estímulo. Puse mis manos sobre sus hombros y le acaricié su espalda morena hasta que después de un rato en que pensaba que en cualquier momento podía eyacular, comencé a hacerlo, sin poder avisar a mi tita.
Tita Merceditas, lejos de asustarse, comenzó a mover su lengua y su boca más y más hasta percatarse de no dejar ni un resto de lamer. Cuando hubo acabado, se levantó y con la voz temblorosa, me dejó un importante regalo de cumpleaños. -¡Toma! ¡Esto para que te compres un videojuego!.-
Se fue. Mi madre seguía hablando por teléfono, por lo que antes la ví dirigirse al servicio, supongo que para lavarse los dientes. ¡Yo que se! El caso es que después de aquello, decidí que lo mejor que podía hacer es acostarme para recuperar fuerzas. Me acosté temprano y me levanté al día siguiente tarde y con ojeras.
SI opináis que este relato es mentira, por favor escribir a egarasal1 (arroba) mixmail.com Si por el contrario pensáis que lo ocurrido es cierto, por que a vosotros os han ocurrido cosas parecidas, escribir a mariedurane95@gmail.com   Gracias.

domingo, 7 de junio de 2015

Sexo con la criada

Era una vez por la mañana, cuando ella empezó a trabajar, había llegado temprano de tal manera que ya estaba a la hora de servir el desayuno. Ella era de Villarica, Provincia de Oxapampa y se llama Victoria.
Sucede que pasaron los días y fui tomando confianza y siempre jugueteaba sanamente con ella. En una ocasión me percate que a ella le gustaban los artículos de consultas de problemas de pareja, sexo, etc que aparecían en un periódico local. Visto eso, preferí juguetearme en doble sentido, tirandola a las camas mientras las tendía, lo cual lo veía sin peligro porque ella era de mente sana. Una vez, habiéndola tirado en una de las camas, le di un beso bien dulce que ella no rechazó, y que al contrario, respondió. Al otro día, ella me fue a buscar cuando estaba practicando en la computadora de la casa, pero en ese momento mi tía estaba en la primera planta de la casa y preferí no ir muy lejos, así que la lleve a mi cuarto, le estuve dando besos y caricias y en una de esas le abrí las braguetas del Jean que llevaba puesto; así, le acaricié la vagina pues no se dejaba bajar la prenda hacia abajo.
días después la seducción fue en aumento, recuerdo que en una ocasión yo estaba en buzo, pues iba los sábados a la oficina en ropa deportiva, cuando a ella la encontré en una sala de estar de la casa. Le estuve dando muchos besos y aprovechando lo suelto que es una prenda de buzo, agarré su mano y le hice que me agarrara el pene y me lo masturbara. Ella en primera instancia se asustó, pero después se dejo llevar. Sin duda que era un juego inicialmente sin rumbo, pues no sabia si la iba a llegar a poseer, aunque ganas no me faltaban.
Se acercaba el fin de las vacaciones escolares y ella tenia que regresar a su tierra para seguir estudiando su quinto de secundaria (tenia 17 años). En una noche por la madrugada vi que la habitación de su cuarto estaba con la puerta abierta y me aventure a entrar para ver que tanto podía lograr. En aquella primera oportunidad lógicamente se asusto al verme a oscuras y atine a besarla, acariciarla, decirle que la quería tener para mí, pero no se dejaba desvestir ni se dejaba quitar el polo que cubría sus pechos.
En la segunda oportunidad si bien la puerta no estaba cerrada, se pudo entrar y la encontré a ella con el pecho mucho mas abrigado para la época, incluso se había puesto brasiere para dormir, cosa que me di cuenta que no hacia (era verano), lo cual decía que estaba preparada para decirme no en todo, trate de convencerla y no pude.
En la tercera ocasión, cuando llegue tarde a la casa, note que ella había puesto el seguro de la puerta de su cuarto al momento que entraba para ir a dormir. Pensé que aquella podía ser mi noche porque sabia donde se guardaba el duplicado de la llave de la puerta.
A eso de las 3.50 de la mañana me despierto y me dirijo a la cocina, saco el duplicado de la llave y entro a la habitación donde ella dormía. Ella despertó cuando había retirado las sabanas y le veía las piernas desnudas con su calzoncito blanco allí abajo. Le dije de todo, le dije que la amaba, que la quería para mí, que quería hacer el amor con ella, a lo que ella me contesto que tenia miedo, que nunca lo había hecho con nadie y que había notado que mi pene era muy grande para ella. Yo le hice tocar mi pene a media parada aun y le dije para no asustarla aprovechando su desconocimiento del sexo, que ese día no estaba tan grande y que no seria tan doloroso, que se lo iba a hacer despacito y que después de ello yo me iba a quedar con un recuerdo imborrable de ella. Ella accedió, pero no se dejo sacar el polito del pecho que llevaba.
Llegó la hora. Yo había comprado unos condones para cuidarnos, sin embargo, ella condiciono a tener relaciones sin condón. Me arriesgue, total, era ella virgen y yo estaba sano, que habían riesgos de embarazo, ok, pero eso no paso por mi cabeza.
Le bajé el calzón blanco lentamente por entre sus piernas, mientras ella me veía con miedo, enseguida me puse entre sus piernas cuando en eso, mi pene estaba excitado y muy erecto, cosa que ella no notó. Introduje un poco la cabecita y noté una obstrucción que dicho sea de paso no había experimentado con otras chicas, lo cual quiere decir que en realidad era virgen, y que iba a entregarme su tesoro.
Empecé a empujar, hasta llegar a un mome
nto que no se podía entrar, paré un momento y de repente continué; empujando lentamente hasta que empezó a ceder y poco a poco note como iba entrando la cabeza de mi pene dentro de su vagina. Una vez adentro toda la cabeza, pare un momento, quise retroceder, pero en esa primera intención de salir de ella, vi que tenia que rasgarla porque apenas había perforado su himen. Por eso, en ese momento para evitar que se arrepintiera de seguir haciéndolo le dije: “ya está echo, ya no eres virgen”. Cuando ella pensaba que ello era todo, le envié un empujón para que todo el pene entrara hasta el fondo de su vagina, lo que hizo que ella gritara mordiendo las sabanas para que mi mama que dormía en la habitación de enfrente, no nos descubriera. A partir de allí, le estuve metiendo y sacando el miembro repetidas veces hasta que ella hasta se dejo sacar el polo y se entrego toditita a mí. Posteriormente ella se puso encima mío y pudo saber lo que era el sexo conmigo.
Me gustaría volver a experimentar el estar sexualmente con una joven virgen. Si alguna de las lectoras es de Lima y quiere algo discreto y placentero, no tiene nada mas que escribirme. Espero que esta nota haya sido de agrado de todos Uds. Actualmente tengo 40 años y cuando ocurrió ello tenía unos 32 años, 14 más que la empleada de mi casa. Poseo la posibilidad de retrasar mi eyaculación y dar casi una hora de sexo con media docena de orgasmos aproximadamente. Alucinan eso las mujeres en su primera relación sexual? Ni se imaginan que algunas a veces nunca llegan al orgasmo teniendo incluso hijos!!! Espero vuestras cartas,

mariedurane95@gmail.com

sábado, 6 de junio de 2015

Sexo con mis amigas

Hetero, polvazo primera vez. Un joven le brinda la mejor oportunidad a su mejor amigo de tirarse a una chava buenísima en su cuarto para dejar de ser virgen.
Este acontecimiento es verídico y me ha surgido la necesidad de confesarlo, por un remordimiento que me acosa. Esto sucedió en la Cuidad de México, a un joven del que sus amigos nunca creyeron que iba lograr follarse una mujer.
Mi nombre es Raúl y esto le ocurrió a mi amigo Juan Pablo, él tiene 17 años de edad y yo tengo 18; nuestros amigos casi siempre hemos estado muy unidos pero otras ocasiones hemos estado molestando a Juan ya que mantiene un buen promedio y tiene buen ver. La escuela es de puros varones así que en varias ocasiones vamos a otras escuelas de puras mujeres para lograr encontrar alguna mujer interesante. Yo soy una persona a la que le gusta el sexo y la pornografía, en otra parte a Juan le gusta la seriedad y no le interesa mucho conseguir novia hasta dentro de un tiempo. En muchas ocasiones yo más que otras personas han insultado a Juan por parecer homosexual así que hemos intentado de inducirlo al vicio de la pornografía por Internet, por revistas, tarjetas, videos, etc… un sin fin de cosas que no han dado resultado pero ahora que estamos a punto de terminar los estudios me dispuse a conseguir que mi mejor amigo goce del verdadero placer de una mujer y así poder tener el orgullo de no ser virgen. Uno ya conoce a la mayoría de los profesores y logra tener una buena amistad con ellos; yo especialmente tengo especial amistad con los profesores de Ecología (Guillermo) y Física (Ismael) al que mis amigos afirman tengo un gran parecido con él por las entradas del cabello. Después de pasar las vacaciones de invierno obtuve una buena suma de dinero, y decidí guardarla por si acaso la necesitaba; al regreso a clases todo marchaba normal y pues empecé a salir más con mi amigo al boliche , a las escuelas, a las plazas para conocer gente pero no daba el resultado que esperaba así que me propuse obtener apoyo de mis profesores ya que tienen los medios y yo la confianza de que me ayudarían… Platiqué con Memo y me dijo que habría una feria de ciencia y tecnología dentro de 2 semanas así que como yo ya había asistido a otras ferias sabía que ahí había gatitas y zorras a las que les gustaban los chavos como nosotros …hablé con Juan y le gustó la idea ya que le comenté de puntos extras etc… Todo salía como quería así que le comenté esto a mi amigo David que también era del grupo y decidió ayudarme. Ya después de que me echaron la mano las dos semanas pasaron rápido y el día llegó y había mujeres a montón y en vez de concentrarme en la feria me concentré en ¿Quién sería la mejor candidata para mi amigo? y pues no me costó trabajo la niña llegó a mí y empezó a coquetearme, su nombre era Claret así que le presenté a mi amigo y pues como que no le interesó así que me fui con ella a recorrer el salón viendo los proyectos de las otras escuelas. Sin darme cuenta llegamos al patio y me llevó directo al baño yo estaba pensando en que si alguien nos vería y nos estuvieran buscando pero nadie estaba afuera… ella jaló mi corbata hacia el fondo del sanitario y me quitó el cinturón y me sacó la polla que estaba durísima ella se quitó la pantaleta y se alzó la falda, se puso de espalda y sin decir palabras la tomé de la cadera y empecé a introducir mi pene en su coñito húmedo ella me dio un condón y tuve que interrumpir el acto para ponérmelo, había tenido contactos sexuales antes pero éste era mi primera vez realmente, de nuevo introduje mi arma y noté que no era virgen, empecé con el mete y saca muy lentamente y empezaba a acelerar el ritmo ella respiraba agitadamente y yo me sentía que me iba a correr demasiado rápido y así fue pero mejor ya que alguien podría entrar… Salimos y regresamos al salón exacto veía a la inspectora acercarse a nuestra mesa y llegué corriendo expuse mi proyecto y volví con mi nueva amiga y le pregunté que si tenía una amiga para Juan y me dijo que lo del baño no era gratis y que yo tenía dinero así que no tratara de engañarla. Tuve que pensar rápido y le pedí que si me traía a una amiga de ella que sí se fuera a acostar con mi amigo le daría lo de las do
s me salió barato ya que como no traía mucho dinero me pidió un pantalón que había visto en un almacén cerca de la escuela así que le pedí vernos en la puerta de la salida antes de marcharnos. Le pedí a Juan que me acompañara con unas amigas que había conocido en la pasada feria y aceptó. Al termino de la feria tuve que hablar con el profesor para que me ayudara y me dejara no regresar a la escuela y pues dijo que trataría… Ismael nos dio un aventón al almacén y después regresó a escuela se veía que Claret le comentó todo a su otra amiga ya que iba tocandole los hombros y la cara a Juan que se ponía rojo y se le notaba una erección. Entramos al almacén y directo a la sección de mujeres donde la nueva amiga de Juan Pablo llamada Rosy que quería ver la opinión de Juan para unas prendas y pues yo platiqué con Claret y le di su dinero todo lo de navidad se lo di y pues lo que le recalqué fue que mi amigo debía tener relaciones ese día así que después de que salió Juan todo rojo y nervioso me dijo Claret que Rosy le había dado un beso seguramente ya que ella sí estaba entusiasmada con Juan, fuimos a mi casa ya que Claret como que se compadeció de mí y pagó el taxi . En mi casa le dije a Rosy secretamente (en lo que Juan se servía refresco, había ido muchas otras veces), que podían usar mi cuarto , que había películas en mi cajón debajo de la video y preservativos en el buró. Yo le pedí a Claret que los entretuviera ya que se me ocurrió grabar el evento y pues dejé la cámara oculta en mi closet debajo de la ropa de forma que no se notaba en lo mas mínimo, bajé y puse música mientras Rosy y Juan subían a mi recámara; comí con Claret ya que quería conocerla más y saber dónde vivía, su edad que hacían sus padres (todo) ya que me dio el placer de poder follarla de forma muy exquisita mi pose favorita es la de perrito así que pues me dio su teléfono y su dirección . Terminamos de comer y pues subimos a checar a la parejita, miré en el cerrojo y sólo vi medio cuerpo de Juan en la cama recostado, apagué la música ya que yo quería ver el video y poder masturbarme más tarde antes de que mis padres llegarán. Les avisé de que era muy tarde y se les iba a hacer de noche así que se apresuraron y salieron, Claret me dio un beso apasionado y se marchó con un "hasta la próxima"; yo tendí y limpié bien mi cama , y me puse cómodo para ver el video, vi cómo Rosy ponía el video que ya estaba dentro de la videocasetera y Juan se ponía nervioso, ella tomó su mano y la llevaba lentamente a su sexo, Juan le preguntó que no tenía protección y Rosy lo acostó y rápidamente sacó un condón de mí buró, se lo metió a la boca y desnudo a Juan ella se quitó la falda y la camisa, tomó el pene de Juan y lo metió a su boca, donde le puso el preservativo, ella se quitó la langa y con la camiseta puesta montó a Juan y empezó a moverse de arriba hacia abajo Juan tenía una cara de placer enorme y Rosy le decía que si le gustaba Juan decía: -¡Claro! eres la mujer más hermosa que he conocido ¡Mmmmh!… ¡Agh! ¡eres la mejor! ¡sigue! ¡mmmmhh! ¡aaaahhhh!. Ella se quitó la camiseta y dejo ver sus senos que eran más grandes que los de Claret y unos pezones pequeños, Juan le sobaba los pezones y se corrió. Rosy quería más así que se bajó de él y le succionó el semen que quedaba con sus labios carnosos y rojos, le preguntó cómo le gustaría cogérsela y Juan dijo que por el ano, tenía un pene no muy grande un poco más pequeño que el mío pero se defendía así que Rosy se puso en cuatro y se chupó un dedo y lo frotó en su ano y después lo introdujo, después metió otro dedo y volvió a chupar otro e introdujo los tres dedos , ya dilatado Juan se puso saliva en la cabeza y empezó a meterlo firmemente, ella ponía cara de dolor pero Juan lo retiraba y se volvía cara de placer.
-¡Mnmmmh así! despacio … no tan duro . . . ¡¡¡ahhhhh !!! ¡sí Pablito tú sabes cómo! ¡te quiero ! ¡dame más! ¡sigue no pares!.
-¡Ohhhh! eres genial Rosy..
. ¡¡¡qué culo tienes!!! ¡ah ! ¡¡¡eres fantástica !!! qué buena estás… ¿así te gusta? ¿quieres más? ¡¡¡vamos perra!!! ¡¡¡muévete!!! . Juan empezaba a sudar y se movía muy rápido ella tenía una cara inexplicable Juan parecía todo un profesional y sacaba una fuerza sobre humana ya que embestía como si se fuera a acabar el mundo, los gritos de Rosy ahora eran gemidos de que ya se aproximaba su orgasmo. ¡El maricón lograba darle un orgasmo a una mujer! era increíble yo me corrí y los chorros fueron muy intensos, pero Juan se corría y parecía que podía dar más, empezó a desacelerar el ritmo y en cuanto se separaron y Juan le dio las gracias se recostó y se durmió, ella lo veía y apagó la pelicula unos minutos después, se vistió y ahí terminó todo. Sigo viendo a Claret pero Rosy según me dice mi amiga ha estado muy ocupada haciendo trabajos muy "desgastantes" así que tal vez Juan nunca la volvería ver jamás, yo sólo veo a Claret como una buena amiga a la que le cuento mis cosas pero espero que se vuelva a repetir lo del baño algún día … FIN
escríbeme tus comentarios a maridurane95@gmail.com

viernes, 5 de junio de 2015

Primera relacion carnal de ella

La joven karla, muy religiosa y casi mística, se debate en el albor de los comienzos de su propia sexualidad. Su primera relación carnal, muy placentera, la tiene con un compañero que no duda ni por un momento en tomar lo que se le ofrece.
Doce años en un colegio de monjas no era para menos. A sus 16, la experiencia de Karla en materia sexual no iba más allá de unos castos arrumacos con el que había sido su único novio y una que otra caricia propia que no hizo más que despertar su curiosidad; todo ello confesado en su momento según las normas de la "Santa Iglesia". Su asidua participación en los grupos juveniles de su parroquia y sus constantes pláticas moralizantes, que evocaban las ejemplares vidas de los santos, acentuaban su prestigio, presentándola ante su sociedad como una chica de principios muy religiosos, pero ella sabía que aquella imagen se estaba tambaleando dentro de sí: el "demonio" le estaba jugando una mala pasada.
Ultimamente se sentía bombardeada por "malos pensamientos". Sabía que aquellos relatos eróticos que sus amigas "menos virtuosas" solían platicar, y los "indecentes" contenidos de las telenovelas que veía no podían traer nada bueno. Cada vez con más frecuencia, despertaba excitada por algún "mal sueño" y la tentación de la masturbación cada vez le era más difícil de vencer.
Inmersa en estos aconteceres de su vida, Karla acudió cierta noche a la "posada" de su escuela, esa fiesta navideña tan tradicional en México. Entre los asistentes se encontraba Carlos, un chico de la escuela con el que ella solía platicar de vez en cuando y por el que sentía una peculiar atracción, mermada sólo por su fama de "Don Juan" y su nula cercanía con los aspectos espirituales.
Para Carlos, la personalidad mística de aquella chica contrastaba con la inmensa sensualidad que desbordaba. Su mirar transparente y su sonrisa, en extremo coqueta, le parecían una combinación letal y difícil de resistir, por lo que, a pesar de su aire demasiado espiritual, la buscaba en cada oportunidad. Esa noche no fue la excepción, pero esta vez se encontró con una Karla diferente.
Tras los primeros minutos de conversación, notó que sus bromas de doble sentido no asustaban a la chica como solía ocurrir; por el contrario, parecían divertirle en extremo. El excesivo recato del que ella solía acompañarse parecía no haber asistido esta vez. El rechazo al alcohol tampoco acudió y gustosa aceptó los sabrosos "ponches" que su amigo le ofrecía. La plática pasó de los chistes tiernos a los "rojos" y de los temas más inocentes a los tópicos sexuales sin que la chica mostrara rechazo alguno.
Por su parte, Karla sabía que aquella plática con Carlos era "sucia", y que por respeto a su formación moral debía interrumpir aquello, pero no podía. Una fuerza mayor a su pudor se lo impedía. Se sentía excitada por la charla de su amigo y le resultaba imposible evitar el brillo en sus ojos y el nerviosismo en sus manos que rebeldes tocaban de vez en vez su entrepierna, haciendo evidente su extremo estado de excitación.
Carlos lo notó. Sabía que aquella noche podrían venir cosas buenas y sin meditarlo mucho, y aún cuando la fiesta apenas comenzaba, la invitó a "dar un paseo", escuchando con enorme sorpresa y agrado un "sí" que pareció venido del mismísimo cielo. Ambos chicos salieron de aquella fiesta ante las miradas llenas de sospecha de sus respectivos amigos.
Una vez instalada en el auto de su amigo, Karla comenzó a meditar sobre lo que estaba pasando. Sabía que estaba "metiendo la pata" pero sentía unas enormes ganas de hacerlo. Por otro lado, el saber que sus padres estaban fuera de la ciudad, lo que rara vez ocurría, le daba confianza para seguir adelante con aquella aventura. Comenzó a percibir sensaciones nunca antes experimentadas por ella; sabía que esos podían ser los momentos previos a la pérdida de su "pureza", pero lejos de incomodarse, como "debería pasar", se sentía feliz de que aquella posibilidad cobrara vida. Pretendiendo ser discreta, pero sin lograrlo, volteó su mirada a la entrepierna de su compañero topándose con una protu
berancia excitante. Entendió entonces que él estaba tan anhelante como ella.
Carlos decidió encaminar hacia Tequesquitengo, un bonito lugar, escenario de correrías similares en su pasado reciente. Conocía de un buen lugar donde "retozar" tranquilamente con su enorgullecedora conquista, por lo que más temprano que tarde estaba su auto en plena carretera con ese prometedor destino.
Durante el viaje no hubo cabida para la paciencia. Con ansia evidente, Carlos colocó su mano derecha sobre la rodilla izquierda de Karla, quien complaciente y generosa abrió ligeramente sus piernas en plan de invitación. Esa actitud no pudo ser más excitante para el emocionado conquistador, quien con mayor confianza fue desplazando su mano hacia la entrepierna de su amiga, estimulado por la respiración cada vez más entrecortada de ella. Tras alcanzar el cobijo de la falda, la mano de él se internó hacia el húmedo centro de la chica, para luego darse a la tarea de frotarle por encima de sus bragas.
Para Karla aquellos momentos fueron muy especiales. Se estaba dejando llevar por la tentación, y el remordimiento era lo último que pasaba por su cabeza; la mano traviesa bajo su falda se lo impedía. Por minutos gozó de la exquisita fricción que su compañero le regalaba, pero pronto lamentó la presencia de su íntima prenda que, cual indeseable custodio, resguardaba celosamente la más preciada de sus cavidades impidiendo el roce directo y eventual ingreso de aquellos delicioso dedos. Deseó con el alma que su amigo se animara a más, pero la actitud prudente de él, le hizo entender que sólo quería mantenerla con deseo hasta que alcanzaran su destino. No pudo resistir eso. Con impaciencia notoria, colocó su mano sobre la protuberancia que bajo el pantalón de su compañero se erguía y comenzó a frotarla con generosidad, con la esperanza de contagiarle su anhelo. Carlos entendió que no podía darse el lujo de esperar, y con la cautela que el caso ameritaba, salió de la carretera para tomar refugio en una pequeña vereda, que hospitalaria se reveló a su vista.
El vehículo de los chicos se cobijó al amparo de unos frondosos árboles y la tenue obscuridad de la noche. Las manos del muchacho pudieron entonces entregarse afanosas a la atención de Karla, pero ella, con excitación inédita, desabrochó las ropas de su amigo para redimir el objeto de su deseo. Por fin sintió entre sus manos aquella prohibida carnosidad masculina. No pudo resistir el impulso de agacharse para rozarla con sus labios, para darle humedad, para albergarla en su boca como invitándola a acostarse con su lengua. La ausencia de experiencia fue suplida a creces por la pasión. Aquella boca primeriza, inexperta, pareció iluminada por la lujuria, y con maestría envuelta en inocencia y deseo, sometió a su inusual huésped a fervoroso vaivén.
Carlos estaba acostumbrado a ese tipo de aventuras, pero sabía que esa noche era diferente a las demás. Tenía en su regazo algo más que a una compañera ardiente. Sentía el delicioso contraste de una mujer profundamente espiritual que visitaba por primera vez los deliciosos placeres de la carne. "Esto no se tiene todos los días", pensaba para sí. Aquellas suculentas oleadas de gozo que oralmente ella le regalaba, competían con el enorme deseo de poseerla, pero no quiso interrumpir aquello. En cambio, levantó la falda de su compañera para descubrir ante sí la excitante visión de un hermoso trasero. Colocó su mano derecha sobre él y comenzó a frotar agradecido.
Aquella mano atrás de sí avivó el fuego en Karla. Disfrutó por instantes del delicioso roce, pero más temprano que tarde sintió el incontenible impulso de retirar sus bragas para abrir el camino a la generosa mano que le procuraba placer; sin desatender a su compañero, como pudo, retiró su íntima prenda. Logró aquella mano entonces dirigirse pronta y deliciosa a la zona más íntima de ella, con la misión de agradecer amablemente el gozo que su dueño recibía. Por minutos, los felices dedos se deslizaron juguetones por aquella chica, brincoteando libres entre loma y loma, entre entrada y entrada.
El subconsciente de Karla, sin embrago, ya no estaba para aproximaciones; deseaba vehementemente el ingreso de aquellos dedos y, gobernada sólo por el anhelo, al sentir aquella bendita mano en la entrada de su sexo inició un movimiento p
élvico que parecía exigir la penetración. Carlos no pudo resistir aquella excitante muestra de anhelo, que aunada a la deliciosa fricción bucal que sobre su sexo ella le regalaba, hizo que pasara lo que tenía que pasar. A los pocos instantes la boca de aquella chica recibía tibios torrentes de pringosa pasión. De momento ella no supo qué hacer, pero el tan ambicionado ingreso a su sexo de los agradecidos dedos de su amigo, tomó dominio de sus pensamientos. Mientras la viril carnosidad se reblandecía ante su cara, la mano experta de su complacido amigo se movía deliciosa, con asiduidad creciente, encumbrándola en cada movimiento hacia la cima del deleite, el cual llegó acompañado de "indecentes" gemidos que su garganta no pudo contener. Por fin sintió su primer orgasmo.
Profundamente complacidos, tras echar para atrás los asientos del auto, los dos chicos se recostaron abrazados a platicar en silencio, labios contra labios. Los minutos pasaron en aquel mudo diálogo y con ellos fue reapareciendo la excitación. Ya no era necesario buscar el hotel, aquel refugio parecía ideal para todo lo que sus cuerpos necesitaran. Pronto, el bulto en la entrepierna de Carlos se irguió de nuevo. Esa fue la señal para la reanudación de la entrega amorosa. Los manoseos mutuos reaparecieron. Karla ya sabía lo que era un orgasmo, pero sentía una profunda necesidad de recibir a su amigo dentro de ella. "Quiero ser tuya", fue todo lo que sus labios tuvieron que decir para que a los instantes siguientes su entusiasmado amigo estuviera sobre ella dispuesto a consumar aquel repentino y quizá volátil amor.
Ella sólo cerró los ojos. Abrió sus piernas a su delicioso amante y se sintió transportada al paraíso con aquel ingreso. Carlos se afanó al vaivén que dotaría de excelso placer a ambos amantes. Los eróticos gemidos de su compañera en turno opacaron a los molestos rechinidos del auto.Tras muchos deliciosos pulsos de gozo, él interrumpió aquello; por su mente pasaban cosas previas al desenlace final. "Quiero cogerte como perrita", confesó a su amiga, quien, sin entender bien a bien a lo que se refería su obsceno compañero, sólo se abocó a entregarse dúctil a sus expertas manos. Pronto, rodillas y manos la sustentaban en aquellos asientos, en tanto que atrás su excitado compañero la sujetaba con una mano por la cadera mientras con la otra dirigía su miembro hacia ella. Otra vez un delicioso ingreso, otra vez un placentero vaivén que la acercaba al cielo, pero esta vez aquellos anhelantes senos gozaban del afanoso roce de las manos de Carlos.
-Siempre he fantaseado con hacerlo al aire libre, ¿quieres hacerlo así?- interrumpió Carlos su canino accionar para interrogar a su amante. Como respuesta recibió la sonrisa de ella, que parecía decirle "en tus manos estoy". La frescura de la noche no fue obstáculo para aquellos encendidos amigos, que pronto se encontraron revolcándose en el frío pasto silvestre regalándose placer a manos llenas. Después de algunos minutos ambos alcanzaron su gozo máximo, para regresar al cobijo del auto.
El regreso a la ciudad fue propicio para la reflexión. Todas aquellas bromas de sus amigas por considerarla demasiado "pura" habrían de terminar. Todas aquellas pláticas obscenas de sus compañeras, de las que solía entender poco, serían ahora inteligibles. Ya no le platicarían más, ya había vivido lo necesario para considerarse mujer. Con una oración lo agradecería al cielo.
Una duda importante aquejó entonces a la chica: sabía que tendría que dar testimonio sacramental de su aventura, pero ¿cómo reconocer una culpa cuando ni el arrepentimiento ni la decisión de no volver a hacerlo se presentaban? Entendió entonces que quien es todo bondad, difícilmente hubiera provisto al ser humano de algo tan maravilloso como lo es la sexualidad, con la malsana intención de que no la usara en favor de su felicidad. En ese momento recordó la frase bíblica que previamente no había entendido y hoy le confortaba: "la verdad os hará libres".
Datos de la autora:
mariedurane95@gmail.com

jueves, 4 de junio de 2015

orgasmo siendo virgen

Nos conocimos en la escuela hace algún tiempo, aun lo recuerdo como si fuera ayer, de piel clara cabello largo, negro, de estatura media y con unas piernas hermosas, vestías siempre de forma muy casual, definitivamente eras tu misma, sin pretender ser nadie mas, desde el primer momento en que te vi, se dio una química extraña entre los dos, nos tratamos en algunas ocasiones pero solo como amigos, aunque esa amistad pudo haber llegado a mas, pero el destino nos llevo por caminos diferentes.
Nunca perdimos contacto, gracias a la tecnología actual entre el correo y los mensajes de celular, nuestra amistad seguía solida, compartíamos nuestras vivencias y nuestros problemas y siempre estabas ahí para escucharme, incluso en alguna ocasión te visite en tu casa y lleve algún regalo; ambos sabíamos la atracción que ejercía uno sobre el otro, aquellas charlas y aquellos correos subían de tono cada ves mas, después fueron las fotos que guardo con tanto recelo.
Pero el tiempo sigue implacablemente y un día me dijiste que tenias un nuevo amor y que pronto te casarías con el, lo harías de blanco y siendo virgen como siempre lo quisiste, me alegre mucho por ti por que al fin tendrías a alguien que te amara de la forma que mereces, pero también me puse triste al saber que ya no tendría ninguna posibilidad contigo, los celos me llenaron de momento, no lo puedo negar. Tendría que dejar que siguieras tu camino así como dejaste que siguiera el mío, solo que antes de eso tenía que despedirme de ti y por lo menos tomar un beso de tu boca.
Te pedí una sita para poderte felicitar en persona por tu boda, para platicar sobre todas esas cosas que solíamos decir e los correos, tu accediste y nos vimos al final de esa semana, al verte te abracé con fuerza, como se abraza a esa amiga que hace años que no veía, pude sentir tu reacción cuando nuestros cuerpos se juntaron, nos quedamos mudos por un minuto después continuamos con la platica usual,  te pedí que me acompañaras a un sitio mas privado para que pudiéramos hablar tranquilamente sin tener que encontrarnos con nadie mas que nos interrumpiera, pues hacia ya años que no nos veíamos y teníamos tantas cosas que hablar,
++¿Que te parece si vamos a un lugar mas privado para poder hablar?
–¿Por qué?
++Es que no me gustaría encontrarme a alguien del trabajo por aquí, se darían cuenta que salí sin permiso de la oficina.
–Ok, esta bien a mi tampoco me gustaría encontrarme con una de las hermanas de mi novia y le diga a el que me vieron en la calle con otro hombre.
–Solo que no se muy lejos de aquí, tengo que regresar a casa temprano.
–¿Y que lugar sugieres?
++(dude en responder) Que te parece ese hotel que esta enfrente.
Lo pensaste un momento y un una sonrisa accediste.
Tomamos una habitación, dejaste tus cosas sobre la repisa, ambos apagamos nuestros teléfonos, estaba muy nervioso:
++Discúlpame por haber sugerido este lugar, no quiero que pienses mal de mi, quiero que sepas que te respeto y si te sientes ofendida podemos ir a otro sitio.
–No no, calma yo quise venir aquí, además no me parece mala idea por que tengo mucho calor y puedo aprovechar para darme una ducha.
++Pues si quieres te puedo ayudar (dije en son de broma)
Ambos sabíamos lo que sucedía, tantos mensajes por teléfono insinuándonos y esas fotos tan sexys que nos enviamos en el  pasado habían sembrado el deseo en los dos, poco a poco nos fuimos acercando cada ves mas entre platicas triviales y risas, te comenzaste a sacar el suéter, yo te ayude a removerlo por completo, quedamos frente a frente y sin mas que decir, solo baje la mirada, tu continuabas con la platica, por un momento creí que saldrías del lugar, pero en lugar de eso:
–Oye ¿ya no vas a cumplir lo que dijiste? No te quedes sentado y ayúdame a sacarme la blusa.
Yo accedí de inmediato te quedaste solo en ropa interior.
–¿Y que esperas para quitarte la tuya o crees que no recuerdo que dijiste que me ayudarías a bañarme?
Me saque la ropa y te alcance en la regadera, ahí te pude ver  por primera ves completamente desnuda, era una escena única, te veías sensual como solo tu puedes serlo, mi pene reacciono de inmediato a tanta belleza
–ten cuidado con eso, que recuerda que quiero llegar virgen al matrimonio.
++Si claro, no te preocupes, es que soy de de carne y hueso y con todo lo que estoy viendo no puedo evitarlo.
–anda déjate de bromas y tállame la espalda.
++esta bien, preciosa, a una mujer tan bella no se le puede negar nada.
Nos bañamos como si fuéramos dos niños, jugando con el agua sin ninguna lujuria en nuestro actuar, incluso mi erección desapareció completamente, el agua comenzó a enfriarse, el calentador de agua se ensendio, debimos pasar una hora ahí, de repente quedamos frente a frente, de nuevo enmudecí, te mire a los ojos y sin saberlo nuestros labios se unieron en un beso.
Ese beso duro una eternidad para mi, aunque creo que solo eran los nervios por que solo había pasado un instante, nuestros labios se separaron, nos vimos a los ojos por un segundo, te veías especialmente preciosa, tu rostro era perfecto para mi en ese momento  en tu rostro se notaba la excitación de lo sucedido, y sin pensarlo mas repetimos aquel beso, te tome por la cintura con una mano mientras que la otra sostenía tu nuca para que no escaparas de mi, pero tu respondiste rodeando mi cuello con tus brazos, nos besamos mucho tiempo, incluso escuche que el calentador de agua encendía nuevamente,  las carisias continuaban mis manos recorrían tu espalda y tus caderas sin detenerse, ya habíamos perdido todo rastro de pudor, te tomaba por ambas nalgas y las separaba tratando de llegar aun mas abajo con mis manos, tu también me acariciabas cada ves mas, mi pene estaba completamente erecto sobre tu vientre, lo tomaste con una de tus manos y empezaste a masajeármelo, empecé a tocar tu intimidad por encima, se sentía muy tibia y húmeda, con un dedo te acaricie suavemente, separaste tus piernas un poco para permitirme continuar, nuestras bocas solo se separaban para permitirnos respirar o para morder nuestros cuellos,  lentamente uno de e mis dedos se fue introduciendo a tu intimidad, te separaste un poco, pero rápidamente me permitiste continuar, mi dedo te iba invadiéndote y tu respondías con rítmicos movimientos de cadera marcando el ritmo de la penetración,  no tardo mucho en que algo impidiera que avanzara mas, me dijiste al oído,
-espera soy virgen y prometí serlo hasta el matrimonio, creo que tenemos que detenernos.
+no te preocupes, no hare nada que tu no quieras hacer.
Mi boca comenzó a recorrer tu cuello y seguí bajando hasta tus pechos, los bese con delicadeza empezando por los costados hasta llegar hasta tus pezones, tu aprobaste mis caricias tomándome por la nuca para que continuara,  seguí besando así y bajando por tu vientre, intentaste detenerme pero un ágil movimiento me permitió quedar frente a tu intimidad, la bese con dulzura, te quedaste quieta, continúe besado tu intimidad, dejaste que me acomodara para ello, estábamos demasiado excitados los dos como para poder negarle algo uno al otro, con mi lengua empecé a recorrer a todo lo largo, fue una sensación deliciosa para mi, separaste un poco mas tus piernas permitiéndome ir mas adentro, lamí con desesperación y recorrí  tu clítoris en todas las formas posibles, lo bese, lo lamí, la succione incluso lo mordí un poco, estaba tan concentrado en lo que hacia que no puse mucha atención en tus reacciones, solo podía sentir el movimiento agitado de tu vientre que revelaba tu excitación, en algún momento quisiste sepárate de mi pero lo impedí tomándote por las nalgas, estaba tan excitado que no pensaba detenerme ante nada, introduje un dedo en tu interior para masajearte un poco mas, busque en la parte de tu pubis justo detrás de donde nace el vello una zona especial, tuve mucho cuidado de no ir mas allá de tu himen virgen, solo frote lo mas cerca posible de tu punto, la sensación te gusto mucho y movías las caderas cada ves mas rápido, continúe como loco comiendo de tu ser, hasta que sentí que una hola invadía mi boca, era la señal de que habías logrado un orgasmo, seguí besando lentamente y me retire un poco, bese nuevamente desde tu vientre pasando por tus pechos, hasta llegar a tu boca, me besaste y confirmaste lo sucedido, habías tenido el mas delicioso orgasmo de tu vida, me tomaste el miembro, seguías muy excitada todavía, y me dijiste:
-es hora que yo te devuelva el favor….
Mientras te hincabas y empezabas a besar mi miembro, hábilmente con una mano lo masajeabas, te pedí que te detuvieras, estaba ya muy excitado por lo sucedido y no aguantaría ni un segundo mas,  pero eso solo te éxito, seguiste besando y masajeando mas rápidamente, sentí una fuerte contracción, y tu también lo percibiste, sacaste el miembro de tu boca, lo inclinaste hacia arriba y usando solo la punta de tu lengua recorriste lentamente desde la base hasta la punta, no pude contenerme mas y eyacule violentamente un corro de semen caliente que cayo cerca de tu boca y mejilla en parte, lo demás termino sobre tus pechos mezclándose con el agua de la regadera que lo arrastro por tu abdomen y tu vientre.
Te pusiste de pie y nos besamos un poco mas, creo que incluso nos dolían ya los labios por abusar de ellos, pero no importaba nada…..
+++sabes, eres la mujer mas especial que he encontrado en mi vida y me alegra haberte conocido.
—sabes, aunque aun soy virgen, quiero que sepas que eso solo es físico, por que para mi tu eres y serás siempre el hombre con quien perdí mi virginidad….

mi email mariedurane95@gmail.com