domingo, 31 de mayo de 2015

ver una pelicula porno

Hetero, primera vez. El instinto de mujer se apoderó de ella, de una chica aún virgen. Mientras su padre se masturbaba delante de una película porno, invitó a pasar a su casa al vecino para que viera el espectáculo
AEmergía desde hacía ya unos días, un pensamiento en su cabeza. Necesitaba algo, que ni siquiera sabía que era, pero tenía la sensación, de que había algo que falla en su vida…
Melisa tenía 17 años, era huérfana, pero tenía unos acogedores padres. María, la madre, tenía 49 años, y José Javier, el padre, 56.
Ella era feliz, pues en el tema de los estudios, era muy aplicada, tenía muchas amigas, y amigos, por supuesto; tenía todo lo que una adolescente pudiera necesitar. Sin embargo, la abrumación que ese pensamiento extraño le producía, hacía que las cosas no fuesen estupendas del todo.
Era invierno, un invierno muy, muy frío, y se pasaba las tardes en casa, estudiando, y escuchando música. A ella no le importaba para nada que sus amigas salieran todos los días de juerga, mientras que ella estaba en su habitación tan a gusto, bien escuchando música, leyendo un libro, o estudiando. En ese aspecto, no tenía problema alguno.
Sus padres trabajaban, ella era hija única, por lo que más de la mitad del día, estaba en casa sola. Se hacía la comida, fregaba, planchaba, ayudaba a sus padres, y en general, nunca le quedaba tiempo para aburrirse, y nada de lo que hacía, la disgustaba.
Un día ya primaveral, era domingo, y se levantó a las 12. De una manera incontrolada, pensó de nuevo en esa extraña sensación, de que algo tenía que hacer, porque no todo en su cuerpo marchaba bien. Se sentía extraña a sí misma, y poco a poco, iba definiendo esa extraña sensación…
Necesitaba averiguar qué es lo que la estaba pasando, porque no era normal que estuviese así de nerviosa, intranquila, y a disgusto consigo misma.
No tenía novio, ni lo buscaba, ni lo necesitaba, a su juicio. Todas sus amigas se quedaban siempre con ella, se metían con su forma de ser, de pensar y actuar, y con la forma tan distinta de vivir, de la que tenían todas ellas. Pero esto, no la importaba tampoco.
Siempre intentaban buscarla algún ligue, hacerla salir de casa, ir de marcha y esas cosillas que a toda chica le place hacer en sus edades adolescentes. Pero no había forma…
Un día, por casualidad, se despertó a media noche, y vio a su padre, que se encontraba enfrente de la tele. No se fijó muy bien en que era lo que estaban poniendo en la tele, así que se acercó un poco más. Estaba prácticamente detrás de su padre, cuando éste se dio la vuelta, y la preguntó qué la pasaba. Ella dijo que no podía dormir, y el padre la recomendó que se volviera a la cama. Ella, obediente, hizo que se iba a su cama, pero tan solo se quedó tras el marco de la puerta, escondida lo justo, para que su padre no la viera. A los pocos minutos, José Javier miró hacia atrás, como para ver que no hubiese "moros en la costa". Entonces se empezó a quitar la parte inferior del pijama, y se volvió a sentar. Cogió el mando de la televisión, y la cambió.
Melisa estaba sorprendida por el comportamiento de su padre, y más aun, por lo que ahora ella observaba: una película porno.
Ella nunca había visto esas cosas, pues no la atraían mucho. Pero en ese momento, cuando veía el televisor, y a esa mujer denudándose sensualmente ante ese hombre, que a ella le pareció una joya escultural, algo empezó a recorrerle todo el cuerpo. Era una sensación nueva, agradable, pero como si de algo malo se tratase. Pensó en retirarse, y volver a dormir. Pero había algo que la clavaba tras el marco.
Veía a esa mujer, ya desnuda, acariciando el pene de su compañero y de vez en cuando, besándolo. El hombre cerraba los ojos, mientras agarraba a su compañera de la cabeza para q se la metiese de una vez en la boca.
Melisa estaba asombrada, y el calor desde lo más interno de su cuerpo, comenzaba a subir. Estaba casi sudando, muy muy acalorada. Pero seguía observando la escena…..
Su padre, estaba
masturbándose, como claramente veía, pero eso a ella no la llamaba peculiarmente la atención. Ella prestaba más atención a lo que la pareja de la película, estaba haciendo.
Ahora se habían puesto de pie, y se dirigían a un diván. Él se sentaba en el dicho mueble, mientras que agarraba a su compañera de las caderas, y la hacía sentarse sobre él. Entonces observó algo que la subió totalmente la temperatura. Vio desaparecer el tremendo instrumento del hombre, en la vagina de la mujer. Subían y bajan a una velocidad desenfrenada, gemían y se acariciaban. Melisa ahora estaba tan caliente, que se había olvidado de que su padre estaba delante suyo, y casi involuntariamente, se echó la mano a su parte más acalorada, hambrienta, y sedienta de ser tocada: su virgen coño.
Se acariciaba la zona púbica, y parte de los senos. Se lo estaba pasando realmente bien. Mientras observaba a la pareja de la televisión practicando la postura que hacía unos días una de sus amigas la había enseñado que se llamaba "misionero", le pareció escuchar unos sonidos en el pasillo. Ella se asustó, y retiró las manos de donde las tenía, y fue de puntillas a la mirilla de la puerta a ver quién era. El padre estaba absorto en la película, y ni siquiera se percató de los sonidos.
"Madre mía, es el vecino de arriba", se dijo así misma. El vecino de arriba, como ella lo llamaba, era el único chico que la volvía loca, pero nadie más que ella, lo sabía.
En ese momento estaba tan caliente, que no pensaba claramente. La primera locura que se le ocurrió, fue invitar a su vecino a que viera el espectáculo que habían en su casa, pero le pareció muy descabellado. Se dirigió nuevamente al marco de la puerta, pero volvió a pensar en su vecino, aun rebuscando las llaves.
Quizás su instinto femenino, empezó a actuar por primera vez, y él fue lo que la hizo reaccionar, ir a la puerta, y con un preciso y delicado movimiento, abrirla. Vio a su vecino en las escaleras buscando las llaves, y ella con un gesto, le indicó que callara, y fuera hacia allí. El chaval, de 17 años, venía de juerga y no estaba muy orientado, y al principio rechazó la propuesta, pero Melisa volvió a insistir, y éste ya aceptó.
Entraron en casa los dos, y ella cerró la puerta con el mismo cuidado que la había abierto. Él entró de puntillas, advirtiendo la presencia del padre de la chica, y no dijo ni una palabra.
Ella, señaló el televisor, y a continuación a su padre. Estaba muy caliente, y él lo notó. El chaval comenzó a mirar a la televisión, y luego miró a Melisa, la cual estaba "obrando" de nuevo. Inconscientemente, se había vuelto a llevar la mano a su húmedo volcán. Él que lo ve, comienza a excitarse también…
Ella estaba la primera, tras el marco de la puerta, y después de ella, se encontraba el vecino. Esa alineación, invitó al joven a echarle mano a su querida amiga, la cual no impidió el acto, sino que le condujo a donde quería que tocara…
Ella estaba muy húmeda, mirando al televisor, y su mano, indicaba a la del vecino que su mano se sumergiera en las profundidades de su ser…
Él la hizo caso, y con su mano por delante del cuerpo de la joven, comenzó a hacerse paso entre el vello púbico que tan húmedo y caliente se le ofrecía.
Comenzó acariciándola, abriéndole los labios mayores, y luego los menores…
Ella andaba ya como una moto, y le pidió q se lo comiera, que quería hacer todo lo que estaba viendo en la película…
A todo esto, el padre se había quedado dormido en el sofá, por lo que iban a tener un buen rato para ellos.
Ella se dio la vuelta, se abrió de piernas, y le ofreció su joven conejito, al chaval que tan sediento estaba ya de poseerla.
Le lamió el clítoris, ella se retorcía, y él la decía en bajo que callara. Consiguió meter la punta de su lengua en la salada vagina de su amante, y esto a ella le supo a gloria, aunque también a poco…
Le separó, y le dijo: Ahora yo, te voy a hacer una mamada como la que he visto en la tele, y tú, vas a guiarme, y me vas a coger de la cabeza,
cada vez que yo te coja de los huevos.
Ella empezó a lamerla como si de un helado se tratara. Le estaba haciendo sufrir, y él no aguantó más. La agarró de la cabeza, e hizo que se la tragara de una vez. Sintió un placer inmenso, y ella no reprochó su poca paciencia. Comenzó a juguetear con ella, con la lengua, los labios, y terminó agarrándole de las bolas, y éste, obedeció a la anterior súplica de la chica, y la cogió de la cabeza.
Poco tiempo después, tuvo que retirarla, pues tenía una sorpresa para ella. Por suerte, esa noche se había llevado en la cartera dos preservativos, por lo que pudiera surgir. Y no pensaba desaprovechar al menos uno…
"¿Dónde está tu habitación?", preguntó a la chica. Ella le cogió de la mano, y le condujo hasta su cuarto, y cerró la puerta. Se quitó el camisón, y el joven pudo observar por primera vez el cuerpazo de su vecina. Tenía unas tetas bien formadas, redondas y grandes, con unos pezones preciosos, y la forma que le daba a su cuerpo las caderas, la hacía tremendamente deseable…
Él se quitó el pantalón del todo, y casi sin darse ella cuenta, él ya tenía el preservativo puesto.
La empujó en la cama, la tumbó, la besó por todo el cuerpo y le comió los labios como nunca antes lo había hecho. "Es tu primera vez, verdad?", preguntó él. "Si, así que por favor ten…", no la dio tiempo a terminar la frase, dio un respingo y un suspiro de dolor se escapó de su boca. Él chico acababa de penetrarla con todas sus ganas, de una estacada, y había entrado casi sin dificultades. Comenzó a balancearse, hacía atrás, y hacia delante. Ella cerraba los ojos, apretaba los dientes, y leves gemidos desde la garganta se ahogaban en un sentimiento de dolor y placer…
Melisa no dejaba de retorcerse y arquearse, de dolor al principio, pero tras un rato, de inmenso placer. Aquello la estaba gustando, la estaba gustando mucho, y ella quería seguir los pasos de la pareja que había visto en la televisión. Quería probarlo todo, quería más y más, que la penetraran hasta lo mas profundo, y de todas las formas posibles…
Entonces el chaval, la dijo que se diera la vuelta y se pusiera a gatas, y ella, obediente, lo hizo en seguida.
Se mojó los dedos, y primero le metió un dedo, luego le metió dos, y cuando intentaba meter un tercero, ella dijo: "No, no metas el tercero. Quiero que me hagas tocar el cielo con tu verga en mis entrañas, quiero que me la metas ya!" Él dijo entonces: "está bien, pero así la penetración es muy profunda, así que agárrate a lo que puedas, porque lo vas a necesitar…" Entonces el joven, comenzó a jugar con su polla en la vagina de su compañera, restregándola por sus labios, tocando su clítoris…… y cuando estaba cerca del agujero del placer, comenzó a hacer pequeñas entraditas con el capullo… hasta que de una sola vez, se la ensartó hasta los huevos. Ella se estiró del placer, con una reacción brusca y violenta, hasta q empezó a bombearla como un poseso, se la sacaba y se la metía, entera, haciendo sentir en la vagina de su chica, su tremenda y dura polla. Ella gemía y gemía, se estaba muriendo de placer… "Me estás matando, tocas fondo cada vez q me la metes, cabrón, que bien lo haces, sigue así….!!!", le decía ella mientras mordía el borde de la sábana…
Él estaba extasiado, cerraba los ojos, y agarraba a su compañera de las caderas, como si quisiera partirla por el vientre, y cada vez se la metía con más impulso, lo que a ella, le volvía loca…..
Salió de ella, la dijo: "Ahora vas a hacer lo que yo te diga; te vas a poner tumbada boja abajo, con la cadera lo mas arriba q puedas, de forma que pueda ver tu precioso conejito, y vas a abrirte de piernas lo más q puedas". Ella, lo hizo con toda sumisión, y él, tumbándose sobre ella, a la vez q se agarraba su miembro, comenzó a metérsela. Una postura muy, muy excitante, por lo que él se empezó a poner muy, muy cachondo….
Ella tuvo su segundo orgasmo, mientras la follaba desde arriba con un vicio en la cara inmenso. Ella se estaba corriendo, y las contracciones
de su coño hicieron que su joven compañero, empezara a llegar al orgasmo. Éste aceleró, comenzó a moverse a un ritmo desorbitado, la cama parecía romperse, y ella casi terminaba llorando de placer. El chaval finalmente, dio dos últimas envestidas, y se corrió.
Quedó tumbado sobre ella, la sacó de su cuerpo. Quitó el preservativo, y se vistió.
Ella, tumbada en la cama aun boca abajo, dijo: "Encantada de haber perdido así la virginidad contigo. Cuando quieras, puedes pasarte de nuevo".
Él la dijo: "Creo que tú y yo vamos a vernos mas a menudo". La dio un lametazo en el coño, y la besó en la boca. Con un adiós, se fue, y cerró la puerta sigilosamente.
El padre aun dormía, y la tele seguía puesta.
Ella se arropó, y así, quedó dormida.
Al amanecer, cuando fue a buscar el pan, se volvió a encontrar con su vecino, y este, la invitó a subir a su casa. Ella aceptó, y cuando estuvieron en el salón de él, comenzaron a besarse……
Pero esto, es otra historia…

mi email mariedurane95@gmail.com

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